Un 12 de marzo de 1983, en san miguel de Tucumán, unas decenas de mujeres nos reuníamos en el aula de un colegio de la Ciudad para fundar el sindicato de trabajadoras del hogar, las amas de casa, las que conocen las necesidades y las posibilidades de cada familia y de cada uno de sus miembros.

Nacíamos con mucha esperanza, con ilusión, con la convicción de que estábamos iniciando una original causa de defensa de derechos humanos que abarcaría a millones de mujeres en nuestro país, coherente con nuestra militancia política.

Nacíamos con la incertidumbre de todo nuevo emprendimiento, con las raíces en nuestra historia, con el bagaje de la época sobre las luchas de las mujeres en el mundo, y que hubiéramos identificado que un punto crítico de la desigualdad entre mujeres y varones se encontraba en aquello que ya había descubierto, Eva perón, es decir, que lo que tenemos en común todas las mujeres es el trabajo de cuidado que realizamos y la necesidad de conquistar su valoración social y económica.

Con esa motivación salimos a recorrer los hogares, a tocar timbres para invitar a cada mujer, la que tiene hijos, la que no, la que tiene un trabajo remunerado, la que hace artesanías, la profesional, la que trabaja por horas, en fin, a todas las amas de casa, especialmente a aquellas que sintieron que han sido postergadas en sus derechos porque ellas mismas se acostumbraron a pensar que lo suyo no es trabajo.

En cada encuentro les propusimos: “No diga más Yo no trabajo, diga Yo Trabajo, soy Ama de Casa”. Miles de hogares de la Patria nos abrieron sus puertas, mujeres, varones, hijas e hijos se sorprendieron y entusiasmaron, junto con ellas encontramos la síntesis de lo que nos une y empezamos a expresar nuestro lema: SALARIO, JUBILACIÓN, SINDICATO Y OBRA SOCIAL PARA LAS AMAS DE CASA.

Nos reuníamos en nuestras casas, en las cocinas, en los porches, en los patios y también en las casas de los otros trabajadores: en sus sindicatos.

El 18 de agosto de 1984 dimos forma de organización nacional a ese encuentro de maravillosas voluntades femeninas dispuestas a poner en valor el trabajo en el hogar.

Y fuimos.

Han pasado 40 años en democracia, infinidad de experiencias, de crecimiento y desarrollo a lo largo y ancho del país. Estamos en la mayoría de las provincias argentinas, nuestra obra social tiene más de 130 mil de personas beneficiarias, desarrollamos todas las actividades que conducen a la autonomía de las mujeres y a la construcción de esta identidad colectiva: las amas de casa somos trabajadoras y tenemos sindicato y obra social.

Con orgullo y emoción podemos transmitir la continuidad de aquellos sueños, también sabemos lo que nos falta y para ahí vamos con las jóvenes generaciones que se nos vienen sumando.